El miércoles 29 de septiembre pongo la primera piedra para este inquietante desafío. Me voy a la piscina a primera hora de la mañana, a las 10 ya estaba en el agua, me hago 750 metros seguidos (30 largos en piscina de 25metros). Podía hacer más pero ya me conocéis, soy muy prudente. A ciertas edades el riesgo de sobrecarga y lesión es algo habitual que me puede retrasar enormemente, sabiendo que sólo me quedan 4 meses prefiero no correr riesgos innecesarios.
Esta semana está haciendo un tiempo maravilloso y aprovecho para ir tres días consecutivos a la playa.
Nado lo que puedo 15, 17, 21 minutos respectivamente. El agua está muy fría y soy muy friolero, no quiero forzar el tiempo de permanecia para no salir con tiritona. Recuerdo que hace unos 20 años, cuando entrenaba para mi primer y único triatlón (Laredo, Santander), entrenando en el mar sobre media hora me pillaba unos destemples importantes de los que me costaba recuperarme varias horas. Tal vez esos recuerdos pesan mucho en mi cabeza.
Las puñeteras aguas de las rías gallegas, sabéis que estan muy frías, raramente superan los 18º-20º algún día privilegiado del verano, siendo la media anual sobre los 15º. Curiosamente el agua estos tres días de entreno estaba sobre los 20º, en septiembre es posible el milagro. Aún así al nadar largo (cruzar la playa) me encuentro con unas horrorosas capas de agua más fría todavía que te hielan la sangre.
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